dolor1

 
Escuha aquí el dolor

 
Texto: Fernando Chorro

 

LA PROFECÍA DE SIMEÓN (Lc 2, 25-35)

María y José acuden al Templo a presentar a Jesús, con ello quieren poner de manifiesto que lo sagrado va a estar presente en su vida familiar. “Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.” Se da el perfecto equilibrio en el desarrollo físico y espiritual del Niño.

María recuerda las palabras de Jesús, cuando dice: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor.”

Un inmenso dolor tiene Nuestra Madre cuando contempla hoy: Seres humanos que mueren de hambre, mientras otros mueren por enfermedades de la sobreabundancia.

Niños criados, y en ocasiones malcriados por sus padres, sólo en su parte física, sin ninguna preocupación por su desarrollo espiritual.

Niños caprichosos y consentidos por sus padres, que van creciendo sin que les falte de nada, pero sin criterios sólidos de conducta.

Hijos de familias desestructuradas que se desarrollan sin lo más importante, que es la inmensa gratuidad del amor familiar.

Adolescentes, jóvenes y adultos que viven teniendo como máxima: “Comamos y bebamos que mañana moriremos.”

¡Oh, María! haz que como Tú sepamos practicar la virtud de la templanza, es decir, el justo equilibrio de todo en la vida: que cuidemos cuerpo y alma para ser libres y esta virtud nos hará escuchar y transmitir la Verdad.

Madre de Dios y Madre Nuestra: Ruega para que nunca dejemos de escuchar en nuestro corazón lo que siempre nos dices: “Haced lo que Él os diga.”