La enseñanza religiosa escolar: Importancia en la educación del niño

> Texto: Elisa Vega (Secretariado de Padres de Alumnos de la Comisión de Enseñanza y Educación Católica del Arzobispado de Valencia)

A lo largo del proceso educativo los niños son objeto de innumerables aportaciones desde diferentes ámbitos del conocimiento, aunque a los padres lo que les suele preocupar es si come de todo, aprueba los exámenes y es un buen chico o chica.

Esto denota que hoy en día vivimos en un ambiente práctico. Se valora lo que sirve, y si además hace la vida más fácil y más cómoda entonces, triunfa.

Ante esta situación, nos encontramos que la religión, y más en concreto la enseñanza de la religión en la escuela (ERE), cada vez tiene menos aceptación por diferentes razones: desconocimiento de lo que se imparte en la asignatura de religión, confusión entre catequesis y Religión, desvalorización social de aquellos aprendizajes que no sean técnicos…

Esto hace que las familias, en su gran mayoría, desconozcan el tesoro que encierra el aprendizaje de la religión en el ámbito escolar. Es decir, aquellos alumnos que no cursan religión se están quedando “cojos” en su desarrollo personal, ya que los estudios sobre religión, capacitan a la persona para ver más allá de las cosas, es lo que se llama apertura a la trascendencia. Le posibilitan la comprensión de la realidad siendo consciente de que ellos, el mundo y en definitiva el universo se explican no solo desde su realidad, sino desde una realidad más grande, más abstracta. En la que para los creyentes, DIOS es el origen, y el sentido de todo.

Otras de las aportaciones que hace la enseñanza de la religión a la formación integral de los niños son:

a). Dotarle de argumentos para comprender problemas universales del ser humano: la búsqueda de sentido, el anhelo de felicidad, la búsqueda de Dios, la respuesta al sufrimiento, el origen del mal, las razones de la esperanza, etc, que en definitiva van a ser las respuestas que necesite a lo largo de su vida, ya que el último modelo de smartphone o “tal” marca de moda, no le va a proporcionar la felicidad que busca, ni las respuestas a los grandes problemas que hoy nos tocan vivir.

b). Proporcionarle un sentimiento de pertenencia a un grupo social, tan necesario en el ser humano, ya que somos seres sociales. Esa pertenencia a la religión católica tiene una historia, unas tradiciones, unas creencias, un horizonte, etc, que le va a situar en una realidad concreta, insertándolo en todo una cosmovisión que le ayuda a situar cada cosa en su lugar, le ayuda a comprender las raíces de la civilización occidental, las costumbres de su ciudad, los valores que inspiran las constituciones europeas…

c). Proponerle un sistema moral, basado en el amor, que le va a facilitar modos de relación con Dios, con los demás y consigo mismo. Dicho sistema moral tiene como objetivo poner el amor por encima de todos los demás valores, y al que acompañan la justicia, el bien común, la verdad, la paz…por lo que garantizan no sólo una felicidad personal, sino que busca la felicidad de todos.

d). Descubrir una gran historia de amor. El amor que Dios tiene hacia él y hacia toda la humanidad, en la que conceptos como gratuidad, eterno, misericordia, amor incondicional, promesa, alianza, salvación…van a ser los más repetidos a lo largo de su vida. Y en esa historia va a descubrir que Dios le ama tanto que a través de su Hijo Jesucristo le ha regalado la oportunidad de una vida mejor, y que sólo está esperando un sí de cada persona para hacerla realidad.

e). Conocer a la persona que ha influido más en el mundo a lo largo de la historia de la humanidad, esa persona que ha hecho las cosas nuevas, que a partir de Él la civilización ya no sería la misma nunca más, esa persona que marca la historia ( antes de…, después de…) es decir, va a conocer a JESUCRISTO.

f). Conocer además el testimonio de personas en todo tiempo y lugar que lo han dado todo por seguir a Jesús, y nos han dejado el ejemplo de su vida para aprender a amar a Dios y los hombres.

En definitiva, le proporcionan unos conocimientos y unas experiencias que completan su formación, dando respuestas a la persona de forma integral. Así que, efectivamente, quien estudia religión adquiere un tesoro que hoy en día, muchos se pierden.