MADRE E HIJO

 

Texto: Fernando Chorro _Ilustraciones: Emilia García

¡Oh, Madre Dolorosa!

Al reflexionar sobre los sufrimientos que padeciste en el seguimiento fiel a Jesús, no podemos dejar de pensar en el dolor que sigues teniendo hoy. De un modo especial te entristece el pecado de aquellos que sí hemos recibido el mensaje de tu Hijo en la cruz, que también nos dirige hoy a cada uno de nosotros: “Ahí tienes a tu Madre.”

Queremos pedir perdón a nuestra Madre por las veces que la seguimos haciendo Dolorosa:

_Dolorosa cuando, con nuestra conducta, desoímos al Señor.

_Dolorosa cuando, con nuestro antitestimonio, hacemos que otros se alejen de Dios.

_Dolorosa cuando llevamos una pobre vida de oración y de sacramentos.

_Dolorosa cuando somos los causantes de las cruces que soportan otros.

_Dolorosa cuando nos creamos una religiosidad a nuestra medida.

_Dolorosa cuando no hacemos de las Hermandades un medio de santificación y de servicio a la Iglesia.

_Dolorosa cuando no ayudamos a nuestros hermanos necesitados. Madre Nuestra, ayúdanos a ser buenos hijos tuyos y haz que, viviendo una auténtica vida de fe, te veneremos por haber sido Dolorosa, pero que no sigamos contribuyendo a tu dolor.