El calvario de los cristianos iraquíes

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> Texto: Dominik Kustra, Ayuda a la iglesia necesitada

Irak, la tierra de Abraham, acoge a los cristianos desde el s. I. Fue evangelizada por los apóstoles. Actualmente la presencia cristiana en aquel país está en vías de desaparición. La persecución religiosa en Irak no solo les impide practicar su fe, sino también desarrollarse profesionalmente. Pese a haber perdido todo lo que tenían, conservan la fe y la esperanza, como nos cuenta Dominik Kustra, misionero, teólogo y pedagogo, y sirve a la iglesia con su trabajo en la Ayuda a la Iglesia Necesitada (fundación de la Santa Sede).

La Semana Santa se celebra en España con un gran fervor y un esplendor inmenso. Tradicionalmente en esta época, miles de cofradías salen a las calles de ciudades y pueblos con Cristo o con la Virgen María para manifestar la fe y vivir con intensidad los misterios de la Pasión y de la Muerte del Señor. Las bandas musicales acompañan estos actos que marcan los pasos y mueven los corazones del pueblo. Para creyentes es un acto religioso, para no creyentes un simple acto cultural. Pero para ambos, cada uno a su manera, admiran y respetan los acontecimientos que tienen lugar.

¡Queridos cofrades, os felicito a todos! ¡Sois afortunados y privilegiados! Podéis con toda libertad salir a las calles con los símbolos religiosos, crucifijos y con vuestro sacrificio y sudor llevar las figuras de los santos. No en todos los países podrías hacerlo.

Hace poco volví de Irak. Un país marcado por violencia y odio hacia los cristianos. Su calvario comenzó apenas hace quince años. De casi dos millones de cristianos que había, hoy quedan solo 300.000. En Mosul, hace unos años atrás vivían 50.000 cristianos, al principio de 2014 solo la mitad y hoy no queda ninguno. Después de 1600 años de presencia de cristianos en Mosul, en 2015 no se celebrará la Semana Santa. ¿De dónde viene tanto éxodo? ¿Por qué los cristianos abandonan masivamente sus pueblos, casas, iglesias, colegios, negocios? Porque los yihadistas les persiguen a muerte.

Ser cristiano en Irak es jugarse la vida. Llevar un crucifijo en el cuello les puede costar la vida. Miles de cristianos de Oriente Medio fueron asesinados, algunos crucificados. Mujeres y niñas cristianos siguen siendo objetivo de los yihadistas, las secuestran, violan y venden como esclavas sexuales. Hay numerosos casos de niños ejecutados por negarse a pasarse al Islam. La vida de las familias cristianas se convirtió en un auténtico Vía Crucis.

En Erbil, hay 120.000 cristianos refugiados. Viven en las carpas y edificios que no terminaron de construirse. Otros, con más suerte, en los pisos alquilados por la Iglesia. En invierno dormían en las tiendas de campaña pasando frío y hambre. Ahora les toca pasar el verano con las temperaturas muy altas que con frecuencia superan 40 grados. Los niños no van a las escuelas. Llevan meses sin poder estudiar. ¿Cuál será su futuro sin buena educación? Organismos internacionales, como Ayuda a la Iglesia Necesitada, están construyendo las escuelas y casa prefabricadas para las familias. Están ayudando con alimentación y medicación. Pero hay tanto por hacer… Cuando visitamos a las familias, nos comentan que actualmente la Iglesia Católica es la única institución que les ayuda y les acompaña día tras día. Agradecen todo nuestro apoyo y rezan por nosotros.

Las familias han perdido todo quello por lo que habían trabajado desde generaciones. Los yihadistas les robaron las casas y negocios, les quemaron las iglesias. Lo único que no podían robarles es su fe y dignidad. Están orgullosos por ser cristianos. Mientras en Europa quitamos los símbolos religiosos por vergüenza y por “no molestar a nadie”, ellos los valoran. En cada coche de las familias cristianas que conocí había un rosario o un crucifijo colgado en el retrovisor. Los adolescentes llevaban rosarios en el bolsillo. Nos confirmaba el obispo de Mosul, Amel Nona: “No tenemos dudas de fe ante la posibilidad de ser asesinados por el Estado Islámico. Para nosotros, la fe es algo esencial, es nuestra identidad,  inseparable de la vida”.

Conocí al Padre Douglas, un sacerdote iraquí que fue secuestrado por un grupo terrorista. Pasó nueve días como rehén hasta que se escapó. Le rompieron todos los dientes, varias costillas, jugaban con él a la “ruleta rusa”, le insultaban y gritaban escuchando los versos del Corán. Él sobrevivió, pero varios compañeros suyos, sacerdotes, fueron asesinados. No puede olvidar por lo que ha pasado. Durante meses no podía dormir más de 2-3 horas seguidas. El padre Douglas, sin embargo, ha perdonado a sus opresores y no busca venganza. Es lo que nos enseñó Cristo en la cruz. Hoy trabaja con miles de familias refugiadas en Kurdistán iraquí. Organiza la ayuda humanitaria y les atiende pastoralmente.

Siguiente visita. Un cuarto sin ventanas y con poca luz que da la lámpara. En el centro de la habitación una bombona de butano y en la hoya en fuego lento se prepara la comida muy sencilla. La mujer de mediana edad nos acoge con mucho entusiasmo. En la cama hay una anciana mirándonos con interés y amabilidad. Tiene 100 años. Hace pocos meses durante el ataque de los islamistas tenían solo unos minutos para abandonar la casa y huir bajo los tiroteos del pueblo. La anciana fue salvada por su nieto que en brazos le sacó de la casa y llevó al coche. Por su propia fuerza no podría salir y salvar su vida. Con cien años de edad perdió todo por lo que ha trabajado toda su vida. Se sonríe cuando le regalo un rosario bendecido por el Papa Benedicto y con una voz suave y silenciosa repite varias veces: “Que Dios os bendiga, que Dios os bendiga”.

Durante el año litúrgico la Iglesia conmemora a Santos Mártires de Vietnam, Andrés Dung Lac y 116 compañeros. Estoy seguro que en el futuro vamos a conmemorar también a centenares de mártires de Irak. En nuestros tiempos viven “santos” que son capaces de dar la vida por defender la fe en Jesucristo. Los he conocido, he hablado con ellos y compartido la mesa. Pude admirar su entrega y el amor por la Iglesia.

Les dije que los católicos españoles están preocupados y rezan por ellos. Respondieron: “nosotros también rezamos mucho por vosotros porque nos preocupa que Europa pierda el fervor de la fe, se aleje de Cristo y no viva según los valores evangélicos”.

¡Que sorprendente! Nosotros estamos preocupados por su existencia y ellos por nuestra religiosidad. De ellos aprendemos que hay algo mucho más importante de lo material.

Espero que el ejemplo de los cristianos perseguidos nos ayude a descubrir el verdadero sentido de la Semana Santa y vivirla con fervor.