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¿Quién dijo que la vida fuera fácil? Acaso ¿nadie ha visto cómo en su vida se instalaba el dolor en alguna ocasión? El sufrimiento entra y sale de nuestra vida sin perdirnos permiso. Un sufrimiento que a la vez nos hace fuertes y que nos invita si cabe todavía un poco más a nuestra Madre Dolorosa. ¿Qué mayor ejemplo de dolor que el sufrido por la Virgen Santísima? Dios nos prueba a menudo como lo hizo con su propia Madre. Ella supo superar sus penas con entereza y amor. Nosotros muchas veces caemos en la desesperación e incomprensión, pero con la oración podemos encontrar ese bálsamo que nos hace cambiar el color de las cosas.

Ella fue Virgen Dolorosa y nosotros debemos aprender mucho de Ella. Es por ello que os invito, durante esta Semana Santa, a reflexionar y ver la vida desde otro punto de vista. Una vida más sincera y más acorde con el ejemplo que nos dejó nuestra Madre. Que la Virgen María nos ayude día a día a superar nuestros calvarios personales y a ser mejores personas.

Como Hermano Mayor de la Hermandad os invito a aprovechar esta Semana Santa como escenario perfecto para acercarnos un poco más a Jesús a través del amor de su Madre, La Dolorosa.

 

Joan Estornell Cremades. Hermano Mayor Ilustre Hermandad Nuestra Sra. de los Dolores