ANAGRAMA DOLOROSA

 

> Texto: Miguel Fons, Consiliario de la Hermandad

TERCER DOLOR EL NIÑO PERDIDO EN EL TEMPLO (LUCAS 2, 41-50)

Madre de la esperanza, que junto a José sufriste muchísimo cuando perdieron por tres días a Jesús, de doce años, en el Templo de Jerusalén, hazme entender que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres y llévame siempre de tu mano, como a un niño, para que no me pierda. Y si alguna vez, por mis errores, me alejo de Dios, no descanse hasta encontrarlo nuevamente y poder hacer una sincera confesión, fuente de Gracia y de Divina Misericordia.

Necesitamos del silencio para poder escuchar al Señor. “Te llevaré al desierto y te hablaré al corazón”. Necesitamos de la oración para que nuestro interior no se seque y se apague y como María podamos decirle al Señor “hágase en mi según tu Palabra”.