Los 7 Dolores de María 2013

 

 

Texto: Fernando Chorro Guardiola

 

Madre Dolorosa, a ti nos dirigimos para que nos guíes en nuestra vida y seas modelo y luz para nuestra fe. ¡Oh, María! ayúdanos: Para que, ante las dificultades de la vida, sepamos acudir a ti, como guía segura hacia Jesús. Para ser testigos valientes del Evangelio y nunca huyamos de Dios, sino que estemos muy unidos a Él. Para que si nos alejamos del Señor, por nuestras debilidades, lo busquemos con ahínco, sabiendo que Él nos sale siempre al encuentro. Para que sepamos llevar nuestras cruces, siendo solidarios con la Cruz de Cristo. Para que estemos cerca de los que sufren, sintiéndonos hermanos, por tenerte a Ti como nuestra Madre. Para que frecuentemos la Eucaristía, a fin de recibir la fuerza que nos da el Cuerpo de Cristo. Y para que vivamos siempre con la esperanza que da la Resurrección del Señor.

 

1. DOLOR. LA PROFECÍA DE SIMEÓN. (Lc 2, 25-35)

Madre tierna, cuando feliz ibas a presentar a tu Niño de cuarenta días al Templo de Jerusalén, padeciste un dolor intenso al oír, de los labios del Santo Profeta Simeón, que una “espada de dolor iba a atravesar tu Corazón”, haz que te ame cada día más y que cuando me toque presentarme ante el Trono divino para dar cuenta de mi vida, oiga a Jesucristo, Juez universal, decirme tiernamente: “He oído a mi Madre hablar de ti”.

 

2. DOLOR. LA HUÍDA A EGIPTO. (Mt 2, 13-15)

Madre fuerte, por los dolores que padeciste al tener que huir a Egipto con Jesús Niño y José, hazme sensible a todos los que tienen que abandonar su patria en busca de oportunidades de vida y haz que tenga un corazón atento para huir de todas las ocasiones de pecado y que la Sagrada Familia sea, en mi hogar, el ejemplo a seguir.

 

3. DOLOR. EL NIÑO PERDIDO EN EL TEMPLO. (Lc 2, 41-50)

Madre de la esperanza, que junto a José sufriste muchísimo cuando perdieron por tres días a Jesús, de doce años, en el Templo de Jerusalén, hazme entender que hay que obedecer a Dios an – tes que a los hombres y llévame siempre de tu mano, como a un niño, para que no me pierda. Y si alguna vez, por mis errores, me alejo de Dios, no des – canse hasta encontrarlo nuevamente y poder hacer una buena y sincera Confesión, fuente de Gracia y de Divina Misericordia.

 

4. DOLOR. MARÍA SE ENCUENTRA CON JESÚS CAMINO AL CALVARIO. (IV ESTACIÓN DEL VIA CRUCIS)

Madre de consuelo, que experimentaste un dolor tan fuerte al encontrar a tu querido Hijo con la Cruz a cuestas en la calle de la amargura, ayúdame a cambiar mi corazón para no aumentar más el peso de su Cruz con nuevas ofensas y pecados, causa de su muerte y de su tristeza. Que pueda ser para Jesús otro Cireneo y que pueda ayudar a llevar la Cruz a mis hermanos más débiles

 

5. DOLOR. JESÚS MUERE EN LA CRUZ. (Jn 19, 17-30)

E Madre dolorosa, por el sufrimiento inmenso que llenó todo tu ser cuando contemplabas a tu Hijo clavado en la Cruz, enséñame a aceptar, con paciencia, todas las cruces que estoy viviendo y las que me toquen vivir en el futuro, ofreciéndoselas con mucho amor por la conversión de los pecadores y que nunca me escandalice mi Cruz y la de los demás

 

6. DOLOR. MARÍA RECIBE EL CUERPO DE JESÚS. (Mc 15, 42-46)

Madre del perdón, por esas lágrimas tuyas que se mezclaron con la Sangre de tu Hijo cuando lo recibiste muerto en tus brazos maternales, sé mi fortaleza para que pueda sostener con mi entrega a todos los que necesitan de mí, dándoles mi tiempo, mi cariño y todo mi amor. Que mi regazo sea como la de María para los demás.

 

7. DOLOR. JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO. (Jn 19, 38-42)

Madre de amor eterno, por la soledad en que quedaste al dejar el cuerpo de tu Divino Hijo en el sepulcro, haz que siempre los tenga a Jesús y a ti por compañía, que no me olvide de que estamos de paso en este mundo y que comprenda que solo muriendo a mí mismo es cuando resucitaré a la Vida Eterna. Este dolor sea la causa de la esperanza en mi vida, donde sea consciente de que la muerte no tiene la última palabra, sino que la tiene Dios en la Resurrección.