María Sanz, gracias por tu fe y alegría

 

 

Texto: Fernando Chorro Guardiola

 

El día 6 de septiembre del pasado año falleció en nuestra Ciudad Dª María Sanz Esteve, que era Hermana Mayor Honoraria de nuestra Hermandad desde el 30 de abril de 1993.

Las razones que llevaron a la Hermandad de la Virgen Dolorosa de Gandia a realizar, en su día, el nombramiento de Hermana Mayor Honoraria en favor de Dª María Sanz fueron, como así consta en el acta correspondiente:

– La vinculación de Dª María Sanz Esteve a la Hermandad de la Virgen Dolorosa a través de su familia.

Su padre, D. José Sanz Bonet, perteneció a la Hermandad desde sus orígenes, colaboró en la refundación de la Hermandad en el año 1953, fue mayordomo de la imagen desde esa fecha y manifestó siempre su gran devoción por la Virgen.

– El hermano de Dª María, el Rvdo. D. Jesús Corazón Sanz Esteva Sch., fue miembro de la Hermandad en su infancia y con posterioridad su Director Espiritual durante más de treinta años.

– La devoción, desvelos e interés que Dª María Sanz Esteve siempre ha tenido por la Hermandad de la Virgen Dolorosa.

La Junta Directiva al proponer este nombramiento ha querido manifestar su gratitud y presentar a Dª María Sanz Esteve como ejemplo de una auténtica devoción mariana, alimentada en el seno de una familia volcada en el culto a la Virgen Dolorosa.”

Dª María Sanz, sin lugar a ninguna duda y a lo largo de su dilatada vida, ha demostrado una gran fidelidad a su compromiso cristiano.

El Ilmo. Sr. Abad, D. Ángel Saneugenio Puig, en la misa funeral por Dª María, entre otras profundas reflexiones destacó de ella:

– El gran conocimiento que tenía de Gandia y el amor por su Ciudad.

– Su gran religiosidad, que la concretaba en: su orgullo por sentirse en la Iglesia; su oración y misa diaria; su amor a la Virgen Santísima, a la que veneraba de un modo especial en su advocación como Virgen de los Desamparados, Virgen de Gracia y Virgen Dolorosa; su devoción por el Beato Andrés Hibernón, de la que era su Camarera; su generosidad, para apoyar causas nobles; y su gran estima por las órdenes religiosas que desarrollan su carisma en Gandia.

– Su profunda fe, con la que pudo superar los momentos difíciles de su vida y vivir sus últimos años con enorme entereza.

Hay una frase del Padre Urteaga que Dª María Sanz la llevó siempre a la práctica: “Hay que estar siempre alegres para hacer felices a los demás.”  Efectivamente, siempre la recordaremos, con su alegría y con su sonrisa, tratando de hacer la vida más fácil a los que se acercaban a ella. Nunca mejor dicho que endulzaba la vida de los que la trataban, en sentido metafórico y el sentido real, ya que su arte culinario era bien conocido: su “corona de gloria”  y su “arnadí” sencillamente insuperables. La comida de la Hermandad de la Virgen Dolorosa del Domingo de Ramos tenía su culmen en el momento del postre, cuando nos obsequiaba con su famoso “arnadí”.

Las personas buenas, como Dª María Sanz, permanecen siempre entre nosotros. Su ejemplo de estima a Gandia, de fe y de coherencia cristiana, de amor a Jesucristo, a la Virgen y al Beatet, de generosidad y de alegría, merece nuestra gratitud y es una lección permanente para todos nosotros.