Real e Ilustre Hermandad de la Dolorosa

La Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores de Gandia fue refundada en 1953. La Real Hermandad es una de las más copiosas de la ciudad con más de 400 cofrades. Su hermano mayor es Joan Estornell Cremades. La Hermandad desfila el Viernes de Dolor, Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección.
 
 

Grupo escultórico

La primera imagen con la que desfilaba la Hermandad es obra de José María Bravo (1943), propiedad a la Congregación de Señoras de Ntra. Sra. de los Dolores. En 1954 Antonio Sanjuán Villalba construye el trono-anda, remodelado en 1984, con bajorrelieves de los dolores de la Virgen. En 1987 el mismo Antonio Sanjuán esculpió la actual imagen. El palio de terciopelo verde, con el que desfila la Viregen el Viernes Santo, fue borado con motivos florales y el anagrama de la hermandad en 1987. El manto de terciopelo verde se tejió en 1994. La Virgen cuenta con un segundo manto de terciopelo rojo de 1989. En 2020 se bendijo el nuevo palio rojo cardenal, con el anagrama de la corona Real en el cielo del mismo junto a la Maria.

Hábito

Túnica negra con esclavina, puntillas en cuello y puños, capirote negro con una estampa de la Dolorosa pintada; fajón negro con pañuelo blanco, guantes y zapatos negros. En el vía crucis los hermanos pueden desfilar con verdugo.
 

Cirial/Báculo

El cirial es un fuste de madera color cera rematado en cazoleta y cirio. El báculo es un fuste metálico, rematado con el anagrama de la hermandad.
 

Estandarte

Estandarte de terciopelo negro de seda natural y bordado en hilo de oro con motivos florales. En el centro se encuentro el nuevo anagrama de la Hermandad con la Corona Real. Este estandarte fue bordado en 2020 en los talleres de Bordados Barber de Ontinyent.

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La Colegiata. La restauración.

La Colegiata. La restauración.
Reportaje
  • colegiata-gandia

     

    Texto: Alberto Peñín (Arquitecto)

     

    El Ayuntamiento, la Generalitat, la Diputación, la Caja de Ahorros, donaciones y colectas privadas entre gandienses, todos juntos lograron reunir la cantidad de casi 3 millones de euros para la restauración de la sede canónica de esta Hermandad. Unas obras que han dejado una Colegiata espléndida. Se trata pues de un edificio gótico que con el paso del tiempo se ha convertido en un claro referente de la Ciudad.

     

    La Colegiata de Gandía es, como sabemos, un impresionante y extraordinario edificio religioso medieval de estilo gótico mediterráneo, construido por los duques en la plaza del mercado, en medio de la Ciudad, entre 1245 y 1500, con los mejores maestros canteros de la época, desde Nicolau Esteve y Joan Franch hasta posiblemente Pere Compte, el arquitecto de la Lonja de Valencia. Fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1931 y ha sufrido múltiples vicisitudes en sus 500 años de vida, incluidos terremotos, quemas y saqueos; la peor, al comienzo de la guerra civil, que dejó esta joya de la arquitectura valenciana en un estado de conservación deplorable, con la nave abierta y el ábside derribado. Asimismo desaparecieron las Capillas de S. Francisco de Borja, la Casa Abadía, las oficinas parroquiales en la Plaza de los Apóstoles y la Capilla de la Virgen en la Plaza del Mercado.

    La segunda renovación del Cabildo de la Colegiata realizada en marzo de 1965, supuso la llegada como Abad de D. Carlos Pérez Monzó, que supo reconducir las iniciativas de recuperación del templo de la posguerra –muchas de ellas inadecuadas- a través de un acuerdo con la Dirección General de Bellas Artes, encargada de velar por la conservación de los Monumentos españoles, que había paralizado las obras de un nuevo ábside y locales parroquiales en la calle S. Pascual y de una nueva Capilla en el antiguo cementerio o fossar y que, a través de su arquitecto Alejandro Ferrant, acometió el derribo de dicha Capilla, dejó para cuando hubieran medios económicos suficientes el ábside, y restauró, a cargo de la Dirección General, el muro Norte del templo sobre el fossar (que había quedado visible tras el citado derribo). A la vez autorizó las obras para construir un edificio de Locales Parroquiales y Casa Abadía a línea de calle, dejando un patio intermedio entre la Colegiata y estas nuevas edificaciones, para alojar en su fondo la Capilla que se solicitaba, todo ello reflejado en un Anteproyecto General (1966) elaborado por el arquitecto firmante, que se publicó, creo recordar, en la revista Passio de 1966. Levantó D. Carlos estos Locales y Viviendas con muy pocos medios –dejó sin terminar varias plantas- vendiendo algunas propiedades del citado Cabildo, realizando también el pavimentado de la iglesia y la verja de cierre del patio, que hemos denominado Patio del Fossar.

    Con el acuerdo citado se había dejado expedito el citado patio para construir, cuando fuera posible, la Capilla menor para uso diario que precisaba la Colegiata, situada al fondo -como señalamos-, y a la que se accedería no sólo desde el patio y Plaça dels Apóstols, sino desde el interior de la iglesia, aprovechando el hueco abierto en siglos anteriores para comunicar con la Sala Capitular primero y con la Capilla de S. Francisco de Borja después.

    La terminación y adecuación de los nuevos Locales parroquiales consumió los esfuerzos de los años siguientes, hasta que un nuevo Abad, recientemente fallecido, D. Alberto Caselles, se plantea con motivo del V Centenario de la erección de la iglesia como Colegiata (14 de Febrero de 1500) y tras algunas peligrosas caídas de trozos de piedra en el interior de la misma, acometer una restauración integral del templo con el apoyo de la feligresía de la Ciudad, constituyendo para ello una Associació d’Amics de la Seu (1997), después transformada en Fundación de la Comunidad Valenciana para la Restauración de la Insigne Colegiata de Santa María de Gandía (2001). La Asociación editó en 2002, coordinado por Abelardo Herrero, el primer libro recopilatorio de la historia de “LA SEU-COLEGIATA DE STA. MARÍA”, en dos tomos magníficamente impresos y con una valiosísima documentación histórico-artística. Quien esto firma, había elaborado para el Sr. Abad un “Informe sobre la Situación actual, Actuaciones y Prioridades” (1995) y con la autorización de la Dirección General del Patrimonio Cultural de la recién creada Generalitat, se dio paso a las diferentes fases de un Programa de Restauración 1999 completo, detenido en 2008 con mucho trabajo realizado, que ha contado con diversos patrocinios institucionales –entre ellos el Ayuntamiento, la Generalitat, la Diputación, la Caja de Ahorros, donaciones y colectas privadas entre gandienses, que sumó una inversión de casi 3.000.000 de euros y que han dejado un edificio, una Colegiata espléndida, restaurando la Porta dels Apòstols, muros, capillas, bóvedas y cubiertas, iluminando el templo tanto exterior como interiormente en un ilusionante compromiso social de la Ciudad sobre un templo que es un orgullo para todos nosotros. Unas últimas iniciativas de dicha campaña fueron la redacción del Plan Director de la Seu (obligatorio para todo edificio declarado Bien de Interés Cultural, o B.I.C., por la Ley del Patrimonio, como éste) y la propuesta de restauración de la Torre Campanar planteada en 2008.

    Se ha hecho mucho y aún queda trabajo por hacer, entre el que no es menos reseñable, el dotar y vestir su interior, hoy despojado de sus joyas artísticas fundacionales (retablos, coro, órgano, capillas laterales…) y con algunas de sus esculturas desperdigadas. Como obra civil quedan por acometer las vidrieras de los óculos, el ábside con todo su equipamiento y los restos arqueológicos de su subsuelo, la cripta de los duques, la sacristía y el frente a la calle S. Pascual, el cancel de la Porta de Sta. María, la Capilla de uso diario citada: muchos objetivos. Quizá el más urgente, por su peligrosidad, la restauración del Campanar.